LA DESAPARICIÓN DE ROBERTO MÉNDEZ. (Fue avanzando. 6)

Fue avanzando todo lo aprisa que le permitía la escasa iluminación del túnel que se abría ante él. 

Cada instante miraba hacia atrás, temeroso de distinguir entre las sombras la silueta de un probable agresor. El sudor le empapó la camisa. Poco le importaba ahora su aspecto.
            Tras rebasar una marcada curva, le llegó una bocanada de aire fresco y limpio; sin duda, se aproximaba a la salida. Aceleró el paso ansioso por liberarse de aquellas paredes opresoras. Enseguida alcanzó el final de la galería. En el exterior sólo resplandecía la luz de las estrellas y de la luna.

            Se dobló por la cintura agarrándose las rodillas con las manos. Suspiró aliviado. Al menos una parte de su pesadilla había concluido. No tuvo tiempo de pensar en nada más porque oyó un fuerte chasquido, seguido de un dolor agudo que recorrió su cuerpo de la cabeza a los pies, lo derribó y lo sumió en la inconsciencia.
(Continuará mañana)

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